Alto riesgo, más del 90 por ciento de todos los cánceres de piel se asocian con la exposición solar.
Los amantes de los deportes de invierno tienen un mayor riesgo de exposición excesiva a la radiación ultravioleta del sol (UV). La combinación de una mayor altitud y los rayos ultravioletas (UV) reflejados por la nieve ponen a los esquiadores y practicantes de snowboard en un mayor riesgo de daños por el sol, y en última instancia, el cáncer de la piel. Más del 90 por ciento de todos los cánceres de piel se asocian con la exposición solar.
Por eso, con la temporada de deportes de invierno por delante, más que nunca es importante tomar las debidas precauciones en la montaña.
Es fácil vincular el invierno y la nieve con congelamientos y quemaduras por el viento, pero no tenemos tan claro que los rayos UV pueden ser tan perjudiciales en las nieve como en la playa.
La altura sobre el nivel del mar aumenta la intensidad de los rayos UV en un 15% por cada 1000 metros. La nieve refleja hasta un 80% esos mismos rayos (recibimos 2 veces los mismos rayos). Y las nubes gruesas sólo los disminuyen un 50%. Todo esto produce un "festival de rayos" que no sólo caen perpendicularmente desde el sol sino que por múltiples rebotes conforman una radiación atmosférica difusa en todas las direcciones. Por eso hay esquiadores que sufren insólitas quemaduras detrás de las orejas, bajo la nariz o bajo el mentón. Resumiendo: en la montaña el sol viene de arriba, de abajo y del aire.
La altitud, la nieve, el horario cercano al mediodía, la cercanía de la primavera y el cielo despejado en la montaña son el escenario más peligroso. De todos modos, las precauciones se deben tomar aunque el día este nublado, ya que los rayos ultravioletas actúan de igual manera cuando se está en entornos de altura y nevados.
El problema es que nosotros no sentimos las radiaciones UV y las asociamos con el verano y el calor. Así es que creemos que por ser invierno, hacer frío y estar nublado no hay problemas ni necesidad de cuidarnos del sol.
La recomendación en la montaña es tener la mayor parte del cuerpo cubierta con ropa o equipo, aún en días de sol y con temperaturas altas.
El casco es una medida esencial para prevenir traumatismos. También nos protege del frio y el sol.
Lo mismo vale para las antiparras. Idealmente deben tener protección UV para proteger la vista y la piel.
Aplicar un protector solar FPS 30 o más unos 20 minutos antes de estar al aire libre.
Si es humectante y se aplica en cantidad abundante ayudará también a evitar quemaduras por viento.
Colocarlo en todos los lugares descubiertos, aún por los que no se quemarían en la playa (ver más arriba).
Hacer lo mismo con un protector labial.
Volver a aplicarlo cada 2 horas (por ej. En los medios de elevación) o después de traspirar mucho o frotarse la cara.
Disfrutemos de la temporada de invierno, pero estemos seguros de tomar cuidado con la piel para evitar el daño que la estación fría puede causar.
Agradecemos esta información a la Subcomisión Mèdica de CUBA y al Dr. Andrés Politi, Médico Dermatólogo, Coordinador de la Campaña Nacional de Prevención de Cáncer de Piel (SAD)